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Serie PlanetLuz (selección)

“Observando el universo desde la frías noches de invierno me surge la pregunta de un niño inquieto -¿Qué hay ahí arriba, qué hay aquí adentro?

Felipe Juan nos propone un viaje planetario por los sueños desde una realidad pictórica  que viaja por el infinito del conocimiento conocido, desde una inverosímil percepción de la forma como argumento atávico , tratando de darle sentido a lo desconocido y justificar unos trazos  irreconciliables con la razón de una mente pensante atrapada entre entre muros de hormigón inexistentes. 

Las injustificadas razones de estas pinceladas nos permiten viajar por los planetas más cercanos donde la vida se ofrece como una quimera escurridiza, inatrapable, que no quiere continuar siendo presa de la presión atmosférica a la que está sometida el inconsciente del autor. Cada trazo evoca un recorrido vital que altera un  pasado cercano, entre trazo y trazo no más de unos segundos, sin embargo, todo un mundo de sensaciones evocadoras que lo llevan por un viaje cuántico en el que la distancia y el tiempo se convierten en la misma cosa, un punto aparentemente definido como una estrella de ese universo conocido que hace lagrimear nuestros ojos cuando sentimos la inexplicable belleza del amor. 

Las Manos inocentes de un niño que ansía saber, conocer y explorar, se aferra a la vida protegiéndose tras los pasos de un padre que camina certero hacia el abismo de su existencia vital, pisando firme la tierra que pronto dejará atrás.

Cinco dedos tiene la palma que empalma con  el brazo ejecutor de la inconsciente consciencia viajera del Dios creador que habita en el hombre.Luna y sol, capullo y flor, semilla inerte mientras duerme, súbita muerte que florece sobre el lienzo en el silencio creativo de la madrugada. Desayunamos y todo vuelve a la aburrida normalidad aceptada, tantas veces hipócrita, actoral, trashumante y borreguil. “Todo va bien chicos”

Que jamás dejen de volar las palabras despojadas de las húmedas sábanas colgadas al viento, vomitando lamentos de que pudo ser y no fue. Cesación memorial inducida, ceguera compartida, manipuladora la ilusión que alcanza la inmortalidad del tiempo perdido. Que jamás dejen de volar la palabras, con ellas los sueños recurrentes que fomentan la creatividad.

Felipe nos ofrece el universo planetario al mismo tiempo que nos muestra al valor de la naturaleza, el arraigo a la tierra, a la raíz, el tronco , la rama y la flor del árbol que representa la vida de forma genuina, singular y transversal a todo sentir humano, a la máxima expresión de los elementos que componen el universo conocido.

Más allá de la mente, en los diferentes niveles de consciencia encontramos respuestas que no entendiéndolas, sentimos como la verdad incomprendida que nos guía a Ser la mejor versión de lo que somos.”

Erg.

Esteban Rodríguez García.

                                                                                                                              

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