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Serie HorizontLuz (selección)

"Se dice del horizonte que es la línea que aparentemente separa el cielo y la tierra aunque yo prefiera pensar que es la línea que une, por lo que de solidaridad conlleva, lo cercano con lo que, aparentemente, es inalcanzable; lo posible con aquello que, equivocadamente, se pensaba imposible.

Decía Jorge Guillén acerca del horizonte que nos acerca en esta muestra nuestro amigo Felipe Juan: “El horizonte entreabre sus pestañas y empieza a ver”. De eso se trataba, de ver el horizonte de diferentes maneras pues no era un tema tan complejo como, en principio, creías cuando te planteé, ha tanto, que abordaras su presencia pues es ese horizonte donde me suelo perder, cuando sueño, cuando mis utopías se visten con vaqueros, dándome la mano, recorriendo, entonces, a conciencia, el Este que tanto me llama, “Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.”, como dijera Neruda en sus Veinte poemas de amor y una canción desesperada.

Intento encontrar en ese mágico punto lo que decía Pedro Salinas: “de mirarte tanto y tanto, de horizonte a la arena, despacio…” mejor sería decir en ese Todo, las respuestas que me son esquivas y aclarándoseme muchas de las dudas que desde tiempos en los que flirteé con Primavera, en donde todo era del color del arco iris, curiosamente, como esos colores que en tu obra nos deslumbran, y juntos anduvimos por sinuosos caminos, los mismos que Dulce María Loinaz poetizara cuando escribía: “que sean tus brazos horizonte y camino…”, los que, en mi inocencia, creí que sólo se daban en los comics que antaño leyera.

El horizonte, entre otras cuestiones, que pudieran ser reales u oníricas, nos aporta salidas o túneles, como escribiera Alfonsina Storni en uno de sus poemas y también luz y claridad: “Ya el Sol, último pez del horizonte”. La misma que nos brinda, en el capítulo LXI del Quijote, Cervantes cuando escribe: “Dio lugar la aurora al sol, que, un rostro mayor que el de una rodela, por el más bajo horizonte poco a poco se iba levantando.” Es muy raro encontrar a escritores que no mencionen la línea que separa los sueños de la realidad, esa en la que pensamos los canarios cuando desde pequeños nos perdemos en ella y, en mi caso, acompañado de Inocencia, creí que con ella podíamos saltar a la comba.

No pensaba en los años que jugaba con los lagartos, con los pavos y las ocas, o cuando mi piel se marcaba con las púas de las tuneras, he de manifestar que tampoco le conocía por aquel entonces, que en un futuro no estaría de acuerdo con Vicente Huidobro cuando decía que “El horizonte se ha cerrado y no hay salida”, ya que para mí siempre la tuvo pues la puerta que en él me imaginaba siempre se encontraba, y sigue estándolo, entreabierta.

La libertad, ese tesoro que tanto ansían los seres sensibles o los humanos que se precien de serlo, que nos aporta las miradas hechas al horizonte la contempla Jorge Luis Borges en uno de sus poemas cuando expresa: “Tú que arrojaste al círculo del horizonte abierto la alta proa del viking, las lanzas del desierto.”

Mi querido amigo Felipe Juan, quiero concluir esta aportación, a modo de metáfora, mezcla de colores y poesía, diferentes visiones del horizonte, como tú has hecho, repitiendo que ese horizonte da para tanto y para más, lo mismo que aquel día te dijera, y fruto de ello es tu trabajo, esta exposición, producto de tus miradas y tus flirteos con esos colores que tanto te caracterizan y con los que has vestido, y también desvestido, a esa mágica línea a la que en esta ocasión presentas como gran protagonista. Mis felicitaciones y mi invitación a disfrutar de la poesía y la magia que nos aporta el horizonte, en esta ocasión, tu personal horizonte."

Juan Francisco Santana Domínguez

                                                                                                                              

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