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Serie SoLuz (selección)

La primera vez que vi el trabajo de Felipe Juan tuve una clara sensación de conocer esos espacios y la claridad que los inunda desde mucho antes. ¿Desde cuándo antes? Sin embargo, la sensación era de familiaridad más que de repetición. Su trabajo me era tremendamente familiar y ¡lo que me recordaba estaba dentro de mí! No me costó ningún esfuerzo recordar... su pintura, sin duda alguna, me devolvía al espacio de silencio de mis meditaciones. Cualquiera de sus cuadros representaba a la perfección los colores, bañados por la luz del amor, del espacio que hay entre un pensamiento y el siguiente; es decir, del campo de potencialidad pura donde todo desea ser creado y simboliza, por tanto, la fuente de lo in manifiesto.

La primera exposición suya que tuve la suerte de disfrutar fue como dar un paseo por mi alma. Me paraba delante de cada cuadro y el pensamiento que surgía de inmediato siempre era parecido: "he visto eso en mí" y recordarlo me hace sentir bien, muy bien. No me refiero a recuerdos del pasado que se puedan etiquetar con fechas, sino de estampas de un presente continuo que carece de tiempo. Yo reconocía todas esas imágenes en mi interior y asombrosamente ¡alguien las había pintado! Esa luz es la luz del amor. Todo pintado, pincela a pincelada. ¿Cómo era eso posible? Mi ego finalmente tuvo que claudicar y admitir que lo que creía una creación suya, cuando no una propiedad exclusiva, era más bien un espacio común y compartido. Un espacio al que Felipe Juan accede con la libertad que concede la inocencia y la pureza de corazón; y que después representa con una asombrosa familiaridad para todos nosotros. He aquí un pintor del alma, del espacio donde ésta habita, de los símbolos del conocimiento interior, de la pintura astral y metafisica...

Felipe Juan es un ser humano de una calidez que le desborda, y a eso se apunta cualquiera. Y hasta hoy. De esos que aunque no puedes ver cada día, como las estrellas, sabes que están siempre ahí, como las estrellas.

Me alegra comprobar que la nueva consciencia humana llega a todas las formas de expresión y se hace arte por su natural perfección. La pintura también. Yo, como escritor de crecimiento personal, no puedo más que celebrar la "pintura de crecimiento personal", él es un brillante exponente. ¿Será esta una nueva escuela? Que más da mientras haya unos ojos inocentes que se posen sobre el lienzo para descubrir los recuerdos de su alma. y observen, asombrados, atónitos, la maravilla y la hermosura del ser humano plasmada por unos pinceles de luz.

RAIMON SAMSO

Autor de libros como: “Reencontrar la Alegría, “Dos Almas Gemelas” o “El Maestro de las Cometas”. (http://usuarios.lycos.es/samso)

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